Impacto ambiental de la alimentación

Este post es un resumen de una revisión y actualización realizada por Carolina González Quinteros sobre el Capítulo 2 del libro "Yo Cocino Tu Cocinas". El libro completo lo pueden descargar gratuito en la página de Libros de este blog, y el artículo actualizado lo pueden descargar aquí.


IMPACTO AMBIENTAL DE LA ALIMENTACIÓN

Alimentación sustentable para el medio ambiente
y para la salud de las personas
 Alejandro D. González
Capítulo 2 del libro Yo Cocino Tu Cocinas:
Ingredientes y métodos alternativos para complementar lo cotidiano
(3a ed. – Río Negro, 2009)

 


Investigaciones basadas en tres décadas de trabajo científico muestran que el impacto ambiental de los alimentos de origen vegetal es mucho menor al de los de origen animal. Existe una diversidad de investigaciones para situaciones de producción en distintos países, con diversas variables de procesamiento, logística de alimentos y prácticas de consumo.

Las investigaciones científicas coinciden en sus conclusiones:

Cambiar el foco alimentario desde los productos animales a los de origen vegetal tiene el mayor potencial para una reducción sustancial de energía y gases contaminantes, de uso de agua y de uso de la tierra. 

Coincidentemente, el cambio hacia una alimentación con mayoría de productos de origen vegetal está en línea con las recomendaciones de la salud pública.

Lo que se observa es que aquellos alimentos que son buenos para el medio ambiente, son también buenos para la salud.

Introducción

Las actividades de la vida (humana, animal, vegetal), en su mayoría producen cambios ambientales, contaminaciones y en algunos casos cambios extremos como extinciones. No es exclusivo del ser humano producir cambios en el medio ambiente; los animales, los insectos, y las plantas también los producen. Hay animales que destruyen ecosistemas existentes donde después se configuran otros, y hay plantas invasoras que colonizan y provocan desplazamientos o extinciones de otras. Los impactos ambientales tampoco son exclusivos del ser humano del siglo XXI. Una breve historia de las muchas extinciones que produjo el ser humano durante muchos miles de años puede leerse en el libro “Sapiens” de Yuval Harari.

Sin embargo, el enorme crecimiento de la población y las tecnologías que permiten transformaciones rápidas a gran escala, condujeron a cambios de dimensión fenomenal que ponen a los ecosistemas al límite de su capacidad de adaptación y recuperación. Por ejemplo, en producciones agropecuarias, la intensificación de los últimos 70 años ha llevado de impacto moderado a tener alta degradación de los suelos, el agua y la contaminación de la atmósfera.

Desde hace unos años los medios de comunicación informan sobre las investigaciones que muestran que los alimentos de origen animal producen impactos mucho mayores a los de origen vegetal. 

¿Es cierto?

¡Sí! Y ya no hay dudas.

Observamos cuáles son las diferencias, en qué productos hay mayores impactos ambientales y qué relación tienen con los impactos en la salud humana. Hay una coincidencia feliz en que los productos con menores impactos ambientales son también los que ayudan a mantener un estado de salud personal. Las propuestas de cocina con más cereales, legumbres, verduras, frutas, semillas y frutos secos, y menos procesamiento y más cocina casera, son las más sustentables tanto para el ambiente externo como para el nuestro interno.

Cuáles son los principales impactos ambientales

Se argumenta, en general, que la intensificación en la producción alimentaria es necesaria para alimentar a un número creciente de personas en el mundo. Esto es parcialmente cierto. Lo que no se dice es que la mayor parte de las producciones de cultivos y áreas de pasturas son dedicadas a la cría de animales. Por ejemplo, si el número de animales por hectárea es pequeño, el pastoreo hasta puede ser beneficioso, pero si la actividad es muy intensiva se puede degradar el suelo y producirse desertificación y extinción de especies vegetales.

El ganado vacuno, porcino, ovino, las aves y al presente hasta los peces, son alimentados con suplementos que hacen uso de cultivos. De hecho, la producción animal actual es un ejemplo de intensificación extrema. En esta se condensan grandes cantidades de alimento vegetal, de excelente calidad para el ser humano, para producir una cantidad mucho menor de alimento animal.

Las vacas y las ovejas son los animales que más alimento requieren para entregar un kg de carne.

Ø  Por ejemplo, para EE.UU., en el caso de la vaca el promedio es de 13 kg de cereales y legumbres más 30 kg de forraje por cada kg de carne.

Ø  Entre las carnes, los más eficientes son los pollos y los peces, que necesitan entre 2 y 3 kg de cereales y legumbres por cada kg de carne.

Entonces, el problema es fundamentalmente una cuestión de eficiencia en el uso de los alimentos. Los cereales y legumbres pueden ser aprovechados mucho mejor si los consumimos directamente, y no si se pasan por el sistema digestivo de algún animal.

¿Dónde va el exceso de alimento que se usó en su alimentación? En el metabolismo del animal para su vida, en sus movimientos, y en el calor que genera para mantener su temperatura corporal. Por eso la producción de pollos y peces son las más eficientes, por su tamaño pequeño y por la menor pérdida de calor.

Gases de efecto invernadero y cambio climático

El cambio climático es una de las amenazas que existen contra la vida en el planeta. Es una amenaza global, producida por los efectos de la acumulación de ciertos gases en la atmósfera.

El efecto invernadero es un fenómeno natural en la atmósfera, producido por una capa de vapor de agua y de algunos gases, entre ellos el CO2. Esta capa de gases disminuye la pérdida de calor excesiva que tendría la tierra si no la tuviera. Si en la tierra no hubiese efecto invernadero estaríamos (o no estaríamos) en un planeta frío.

Lo que no es natural es la enorme acumulación de gases emitidos en actividades económicas de gran escala. Esto es lo que se llama la contribución antropogénica (del ser humano), influyendo en el cambio climático actual.

A modo de comparación entre población y energía usada entre los años 1950 y 2018:

Ø  la población creció 3 veces (de 2.500 millones a 7.600 millones)

Ø  el consumo de energía creció 5,6 veces (de 28.000 TWh a 158.000 TJ /día)

Ø  casi doble tasa de crecimiento en uso de energía que en población.

En lo que corresponde a energía, el mayor porcentaje de gases se debe al uso de combustibles fósiles.

-          ¿Dónde estaba ese carbono antes de que lo compremos para quemarlo?

-          Durmiendo profundamente bajo tierra, como corresponde a un buen fósil.

-          ¿Dónde va a estar después de la combustión?

-          Volando en la atmósfera formando parte de un gas libre, se liberó de la opresión de las cavernas subterráneas, pobre carbono atrapado.

-          ¿Quién es responsable de cada m³ de ese gas volando ahí arriba? ¿nombre, apellido?

-          “No sé”, “yo no fui”, “es China que fabricó este ordenador”, pero el ordenador lo tengo yo aquí, yo lo pedí y lo uso, pero “no soy yo, el otro es el culpable”. No es difícil entender por qué no se ponen de acuerdo los países para reducir impactos.

En producción de alimentos existen también emisiones de GEI muy importantes que no provienen de combustibles sino de procesos biológicos naturales. La degradación de materia orgánica anaeróbica (sin aire) emite gas metano (CH4), por ejemplo: campos de arroz anegados, estómago de rumiantes, lagunas de estiércol en feedlots, basureros con materia orgánica, entre los mayores emisores.

Otro proceso de degradación de materia orgánica produce óxido nitroso (N2O), en este caso es aeróbico, y ocurre al aplicar fertilizantes en el suelo, tanto químicos o estiércol, también emiten N2O los depósitos de estiércol animal al aire y en menor medida los campos anegados y fertilizados. Estas emisiones existen aún cuando se usan energías limpias en máquinas y procesos industriales asociados a la producción de alimentos, porque no son emisiones energéticas sino biológicas.

Se estima que el 50% del CH4, y el 85% del N2O se emiten en actividades agropecuarias. No todos los gases tienen el mismo potencial de calentamiento global, por ello, cuando encuentren datos de emisiones en “CO2 equivalentes” significa que se han sumado las contribuciones de distintos gases y para cada uno se ha usado la equivalencia en emisiones al CO2.

Contribuciones en la cadena alimentaria

La producción de alimentos es una de las actividades que mayores contaminaciones genera, en parte por emisiones y en parte por destrucción de hábitat naturales para el cultivo y procesado de los alimentos. Son muy conocidos los casos actuales de deforestación para producción animal. Por una parte, para pasturas; y por otra para cereales y legumbres que finalmente y en su mayoría, también se derivan a la producción animal.

La producción y consumo de alimentos produce cerca de un tercio de las emisiones totales de gases de efecto invernadero antropogénicos.

Como alimentarse es una actividad imprescindible es importante entender cómo pueden reducirse los impactos ambientales.

Comúnmente se achaca la contaminación al transporte de los alimentos, y aunque puede ser el caso, la tabla de abajo nos demuestra que, cuando se cuantifica el peso contaminante de cada sector de la cadena alimentaria, no en todos los casos el transporte y el procesamiento tienen la principal incidencia.

La tabla muestra algunos valores de energía y emisiones en producción y transporte de 1 kg de alimento listo para comercializar.

Tabla 1: Energía y emisiones para producir algunos alimentos, y la incidencia del transporte por cada 1000 km de distancia. 

 

Energía para producir un kilogramo

(kcal)

Energía para transportar un  kg  a 1000 km

(kcal)

Emisiones de gases CO2 para producir un kilogramo

(kg de CO2)

Emisiones de CO2 para transportar un kg a 1000 km

(kg de CO2)

Trigo camión

383

151

0,35

0,046

Trigo barco

383

48

0,35

0,015

Arroz camión

910

151

0,90

0,046

Papas camión

290

151

0,14

0,046

Soja camión

360

151

0,20

0,046

Pepinos

1240

151

0,05

0,046

Naranjas

1390

151

0,09

0,046

Leche cami refri.

1430

156

1,00

0,048

Carne bovina camión refrig

20300

156

24,00

0,048

Cerdo camión

9600

156

6,80

0,048

Salmón cultiv. barco refrigerado

6700

57

2,10

0,020

Datos de emisiones de A. Carlsson-Kanyama and A.D. González, en American Journalof Clinical Nutrition, vol. 89, (año 2009, páginas 1704S-1709S). Datos de energía y transporte de Carlsson-Kanyama y Faist, Report FNS, Stockholm University.

 

Puede observarse la diferencia de valores en transporte por camión de larga distancia, barco, y los mismos con equipo de refrigeración.

Detalle de las emisiones por tipo de alimento

En conjunto con la División de Ecología Industrial del Royal Institute of Technology de Suecia (www.kth.se), estudiamos las intensidades de emisión de GEI para algunos alimentos de uso corriente[1]. Se tuvieron en cuenta los procesos primarios agropecuarios, el transporte, el almacenamiento, el procesamiento, las mermas de producto en cada paso, y el consumo final por el usuario en los hogares de Suecia.

La Figura muestra las emisiones totales para productos listos para ser consumidos. Se suman las contribuciones de los tres gases principales (CO2, CH4, y N2O). Las emisiones están calculadas en kg de CO2 equivalente por cada kg de comida lista para consumir. La mayoría de los alimentos de bajo impacto son de origen vegetal, en los de impacto medio están los vegetales congelados y los huevos. Los de mayor impacto son las carnes y el queso.

Figura 1: emisiones totales de gases de efecto invernadero en alimentos listos para ser consumidos en Suecia

 

Valor nutricional comparado con las emisiones

Hasta aquí no discutimos los impactos en función de los valores nutricionales. Estos son muy importantes a la hora de decidir por un alimento u otro, porque 1 kg de alimento de distintos alimentos no tienen el mismo contenido nutricional.

En el artículo completo (descargar aquí) pueden leer cómo se relaciona este aspecto con las proteínas y las calorías, y cuántas se obtienen por cada kg de CO2 emitido.

Es interesante comparar los valores de emisiones para distintos alimentos con el de los productos industriales masivos.

Construir un teléfono celular y usarlo durante dos años implica alrededor de 15 kg de emisiones de CO2. Esto es equivalente a ½ kg de carne vacuna en la mesa.

El uso del automóvil promedio emite cerca de 1 kg de CO2 cada 6 km, entonces, ½ kg de carne vacuna en la mesa emite lo mismo que conducir el automóvil 90 km.

Esto explica una frase fuerte que se encuentra en el resumen de la Organización para la Agricultura y la Alimentación, Naciones Unidas:

“el sector de producción animal genera más gases de efecto invernadero, 18% medidos en CO2 equivalentes, que el sector de transporte”.

La frase es de 2006; en 2020 podemos asumir que será peor, considerando que en ese período aumentó la eficiencia en el transporte y se incrementó el consumo global de productos de origen animal.

 

Conclusión

El cambio hacia una alimentación con mayoría de productos de origen vegetal está en línea con las recomendaciones de la salud pública. De acuerdo a la OMS (www.who.int, ver por ejemplo el documento “Diet, Nutrition, and the Prevention of Chronic Diseases”), al presente está comprobado que una alimentación basada en productos de origen vegetal disminuye la incidencia de enfermedades crónicas degenerativas (enfermedades del corazón y circulatorias, cáncer, y diabetes). El Fondo Mundial para la Investigación en Cáncer (www.wcrf.org) también muestra que el consumo de carnes y fiambres aumenta el riesgo en ciertos tipos de cáncer, y que los vegetales y frutas lo disminuyen en todos los tipos de esta enfermedad.

El promedio mundial de consumo de carnes es de 100 gramos por día y por persona, lo cual resulta en 36 kg por año por persona.

Pero como el 65% del planeta no basa su alimentación en productos animales, hay quienes consumen mucho y otros nada.

Sólo de carne vacuna, Uruguay es el consumidor número uno, seguido de Argentina con un promedio de 64 kg por año y por persona (datos de 2006).

En Argentina, Rusia, EE.UU., Australia, Nueva Zelanda, y en la mayoría de los países europeos el promedio anual de carnes totales (no solo vacuno) por año es mayor a 120 kg por persona.

Si se suman los fiambres/embutidos (destacados en la lista de los no recomendados por la OMS y la WCRF), los huevos, y los lácteos, el consumo de alimentos de origen animal puede alcanzar cerca de 200 kg por año y por persona en muchos países.

Por las evidencias que discutimos hasta aquí, se entiende que esto tiene un impacto ambiental muy alto, similar o mayor al de todos los medios de transporte.

Entonces, la misma estrategia que reduciría las emisiones asociadas al cambio climático también reduciría riesgos en la salud pública.



[1]     “Protein efficiency per unit energy and per unit greenhouse gas emissions: Potential contribution of diet choices to climate change mitigation”. A.D. González, B. Frostell and A. Carlsson-Kanyama, Food Policy vol. 36, (2011) pág. 562-570. Pueden solicitar una copia a ale.agonzalez@gmail.com  


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