Plantas y frutos que curan y previenen virus y bacterias

Jenjibre, ajo, curcuma, pimentón, menta, tomillo, cardamomo, limón, naranja y te verde.Les  cuento alguna info que estuve buscando y leyendo sobre la relación entre plantas y virus.

Hay mucha información y muchísimas plantas que se estudiaron con capacidad antivirus. La lista es larga y generalmente conocida, entre ellas se encuentra:

  • ajo
  • cebolla
  • menta
  • tomillo
  • melisa
  • jengibre
  • cúrcuma
  • tomate
  • soja
y muchas aromáticas como clavo de olor o salvia, pero también frutas, verduras y legumbres.



Lo que contienen de especial es una variedad de compuestos fitoquímicos naturales, como flavonoides, fenoles y otros con nombres raros (aldeídos furanos, ketones, quercetin, ácido rosmarino, eugenol, limonene, mentol, antocianinas, etc.). Están presentes en cantidades pequeñas, mucho menores a las vitaminas y minerales, pero significativas para influir en procesos celulares cuando se ingieren. Cualquier vegetal los tiene, con diferencias en las cantidades y algunos compuestos particulares que están en unas plantas y en otras no, lo cual hace que algunos ayuden más en una dolencia y otros en otra. Por ejemplo, los berberis (michay, calafate) y el cardo mariano se encontraron con mayor efecto sobre el colesterol, cuando la menta y el tomillo fueron más apropiados como antivirus.

Recursos naturales como medicina

Son recursos naturales ya usados y ensayados por miles de años, tanto en eficacia como en no producir efectos adversos. Este es un antecedente que no puede compararse con las pocas décadas de farmacología sintética, que si bien tiene eficacia en muchos casos y bienvenida sea, también tiene efectos secundarios, acostumbramientos y excesos en medicaciones. Sobre plantas y alimentos como medicina, existen cientos de estudios científicos sobre los efectos anti-vírico y anti-bacteriano. En general, las plantas que eligen los investigadores para estudiar son aquellas sugeridas por el conocimiento de la medicina tradicional.

En este escrito resumo lo que he leído de unos 20 trabajos científicos publicados y en cada caso escribiré la referencia precisa de donde saqué la información. Puede haber conocimiento valioso fuera del ámbito científico y de sus publicaciones, pero yo no sé como juzgar su calidad o veracidad. Por mi formación y experiencia de casi 40 años estudiando trabajos científicos y haciendo investigación, más o menos tengo criterio como para entender si algo es valioso o no y cómo encontrar los resultados relevantes. Hay trabajos que no aportan nada, no porque digan mentiras sino porque reescriben como revisiones sin crítica en las cuales hay muchas obviedades y cosas que mejor ver en su versión original. Es decir, de la búsqueda de información, seleccioné la que me pareció más sólida y puede ayudar a complementar los cuidados contra infecciones.

Uso la palabra “journal” en lugar de “revista”, porque revista en nuestra costumbre implica opinión o entretenimiento, y aquí mencionaremos resultados de trabajos científicos, que no son opinión. Tampoco un trabajo científico es palabra final y quedaría todo dicho, no, la información es sugerente y muestra que en determinadas condiciones una acción conduce a algún efecto, que podría no darse en otras condiciones. Esto ocurre siempre que se tratan problemas complejos, y los virus y las plantas y sus interacciones con nuestro cuerpo son cosas bien complejas; por lo que es raro que puedan abarcarse todas las variables. 

De todas formas, los resultados son valiosos porque se aclaran las limitaciones (deben aclararse siempre) y entonces el lector juzga hacia donde podría haber cambios. Por ejemplo, hay muchas pruebas de laboratorio in-vitro (plaqueta de vidrio o tubo de ensayo) que muestran efectos extraordinarios de ciertas sustancias contra virus y bacterias. Sin embargo, de ahí a un organismo que lo ingiere, lo digiere pasando por varios procesos y jugos, cuánto queda útil disponible en la sangre (biodisponibilidad) no está establecido en la experiencia in-vitro. Por eso se hacen pruebas en vivo, que también deben estar bien formuladas y sistematizadas para ser concluyentes. En el caso de los virus que nos ocupan tenemos suerte porque muchos se dan en animales de cría con interés comercial y entonces después de un logro in-vitro se prueba ya sea con cerdos, aves o bovinos. Los pasos de prueba son similares a los que se hacen con los fármacos sintéticos; la biodisponibilidad es variable, por ejemplo hay antibióticos orales con absorción alta y otros muy bajas y dependen de distintos factores como alimentación y condiciones del organismo que los recibe. Es decir, las mismas incertezas de bioaprovechamiento que existen para fármacos sintéticos existen para los naturales, la diferencia principal está en la cantidad de ensayos y pruebas in-vivo que se hacen con unos u otros. Por cuestiones de intereses económicos, comerciales y políticos, los medicamentos naturales reciben muy poco apoyo para investigaciones. Las razones, simple: no son patentables, son de acceso masivo y de bajo costo.

Plantas antivirus (no para la notebook)

La alta tasa de mutaciones de los virus hace que sea difícil combatirlos con fármacos específicos; dado uno que funcione una mutación del virus lo hace ineficaz en unos meses. Sin embargo, las plantas tienen cientos de sustancias que actúan juntas, por lo cual funcionan como buenos antivirus aún en sus rápidas mutaciones. Durante milenios, las plantas experimentaron virus y bacterias y sus mutaciones, por lo cual contienen sustancias para su propia defensa contra microbios. Con los virus, se ha comprobado en laboratorio y en animales que las plantas son efectivas tanto en la etapa de cura como también en evitar que los virus se adhieran a las células del cuerpo que invaden, es decir, que una vez físicamente ingresados en la garganta y pulmones los virus encuentren difícil adherirse a las paredes celulares, lo cual sería el primer paso de la infección.

Hay muchos trabajos de veterinaria sobre efecto de plantas en virus en animales dedicados a la producción de carne. Son muy valiosos porque algunos de los peores virus que nos afectan vienen de los cerdos (por ejemplo el H1N1-09, gripe A) o de los pollos (H5N1 gripe aviar), y ahora esta pandemia de coronavirus parece haber venido de murciélagos o pangolines (sin atención veterinaria por ahora), aunque "coronavirus" es una variedad amplia y otras cepas ya se encontraron una década atrás y fueron estudiadas en otros animales.

Sobre la aplicación de hierbas medicinales, por ejemplo, en el journal BMC Veterinary Research, año 2019, vol. 15 pág.178, con el título “In vitro antiviral activity of fifteen plant extracts against avian infectious bronchitis virus”, muestran los efectos de distintos extractos de hierbas en virus respiratorios en pollos, y ahí también resumen trabajos anteriores en coronavirus en animales muy similar al que está ahora afectándonos. Ensayan extractos de 15 plantas en alcohol, entre ellas: orégano, tomillo, menta, hisopo, melisa, angelica, ajedrea, salvia, desmodium. En este estudio de 2019 la menta, el tomillo y el desmodium tuvieron efectos fuertes para tratar el virus de la bronquitis aviar, tanto en la etapa inicial del virus como también en la infección. Los extractos de las otras plantas también tuvieron efectos positivos, aunque más débiles.

En International Journal Research Pharmaceutical Science (2019), vol. 10, pág 3878, título “Efficacy of Garlic and Onion against virus”, hacen una revisión de trabajos anteriores sobre los compuestos quercetin y allicin presentes en ajo y cebolla, y el bloqueo del enganche del virus en las células. Sobre el ajo, un mito muy difundido es que hay que comer muchísimo para que tenga efecto. No es cierto, un diente de ajo de 5 gramos entrega cerca de 25 miligramos de Allicin, el principal compuesto antivirus, y en los ensayos de laboratorio se usan con efectividad diluciones de menos de 0,025 miligramos en 1 militro de agua, ¡mil veces menos! Estos datos pueden verse en el journal Microbes and Infection año 1999, vol. 2, pág. 125. Es cierto que en la digestión puede perderse gran parte pero de todos modos hay sustancia de más. 

En las investigaciones resaltan la efectividad del ajo fresco. Por su estructura, la acción de una enzima genera el Allicin cuando se aplasta el ajo, esto hace que se mezclen sustancias que contiene, y el Allicin no es muy estable. Entonces, lo que más conviene es aplastarlo en la boca al masticar y de esa forma se garantiza que todo el Allicin entra al organismo y en tiempo justo de actuar. Si se pica el ajo y se espera es probable que el efecto sea menor, y si se lo cocina no se formaría Allicin porque el calor desactiva las enzimas que son necesarias para generarlo. No es fácil porque el Allicin es justamente esa parte olorosa y muy picante que se genera al aplastar el ajo. Me dirán “prefiero que salga una pastilla”, sí bien, pero de momento no existe. Por las explicaciones que dan en el artículo, las sustancias se encuentran en el ajo en compartimientos pequeños, por lo cual imagino que si se corta el ajo no demasiado pequeño los trozos mantendrán la eficacia al comerlos. Por otro lado, también puede funcionar la costumbre de aplastar el diente de ajo antes de pelarlo, lo que lo hace más fácil. En este caso también se activa el Allicin y el consumo debe ser en el momento. Creo que para saber si uno está ingiriendo Allicin basta con sentir el picor del ajo y su olor fuerte. 

No hace falta demasiado ajo y cebolla para notar su efecto, tanto para virus como para bacterias. Quien haya usado en forma sistemática la cebolla cortada fina cerca de la almohada de un niño engripado sabe sobre su efectividad para la tos y un mejor dormir. Las investigaciones agregan explicaciones microscópicas a las experiencias de las personas.

Otro ejemplo, la cúrcuma para el virus de la influenza. En Journal of Food and Drug Analysis, año 2018, vol. 26, pág 1015, “Synergic effect of curcumin and its structural analogue (Monoacetylcurcumin) on anti-influenza virus infection”, se muestra que el virus de la gripe es sensible a la curcumina, un compuesto que se encuentra en cúrcuma fresca y en polvo seco de cúrcuma en cerca del 3% y es la sustancia que le da el gusto un poco amargo y algo picante. La cúrcuma también se mostró efectiva contra los virus Zika y Chicungunga, resultados publicados en Antiviral Research vol. 142, año 2017, pág. 148.

El Dengue es una infeccción grave por virus. En el journal Pharmacognosy Reviews, año 2018, vol. 12, pág. 177, título “Antiviral and Therapeutic Uses of Medicinal Plants and Their Derivatives against Dengue Viruses”, estudian 35 plantas con propiedades antivirus contra el Dengue.

Hay muchas más investigaciones. No son complementos alimenticios, son alimentos y especias.
Pero entonces, ¿por qué no hay preparados farmaceúticos con estos compuestos? o ¿por qué no se organizan campañas sobre las maneras de aprovecharlos en su forma natural? La respuesta es simple: no pueden patentarse y entonces no hay beneficio económico para nadie.

Plantas antibacterianas

Muchos alimentos y plantas funcionan muy bien también para bacterias, aún en bacterias resistentes a los antibióticos. Por ejemplo, el ajo tiene efecto antibacterial en una concentración tan diluida como 1:128, lo que se demuestra en la publicación en el journal Nutrition, año 2003, vol. 19 pág. 994. En éste trabajo también muestran el efecto fuerte del té verde como bactericida, donde sólo 3 g de té por litro de agua son suficientes como bactericida para 12 tipos de bacterias, algunas resistentes al antibiótico methicillin. Los investigadores sugieren el uso de té verde como preventivo para la desinfección de manos en enfermería, en especial de infecciones dermatológicas resistentes a los antibióticos. En el mismo estudio muestran efectos bactericidas leves de vegetales y frutas como frutillas, repollo morado, cerezas y granada.

Sobre bacterias hay más investigaciones que sobre virus en el uso de plantas. No son opiniones ni mitos, son cientos de investigaciones serias, en journals de nivel en los que confiamos para otros temas, ¿por qué no tenerlos en cuenta como fuente probable de soluciones a la emergencia actual?

Éxito probable, cero riesgo

Cualquier investigador tiene claro que las conclusiones de las investigaciones no significan solución, pero sería prudente tenerlas en cuenta en esta urgencia virósica que la farmacología sintética no puede resolver, ni pudo resolver antes. Por ejemplo, un simple herpes se trata muy bien con Melisa Officinalis y con ajo, y no hay fármaco que lo cure. El hecho de que la farmacología sintética no tenga respuesta para el combate de un virus o alguna bacteria no significa que no existan medicamentos adecuados. Existen, pero todo indica que hay que buscarlos en las plantas y alimentos.

Por otro lado (o el mismo lado), es muy importante la forma de alimentarse para reforzar nuestro terreno inmunológico interior, ahí donde se librará la batalla si es que el virus logra establecerse. Lo que ya sabemos pero que cuesta poner en práctica, a veces por falta de tiempo: muchas ensaladas, muchas naranjas y limones, mucho ajo y cebolla, orégano, tomillo, menta, salvia, romero, muchas frutas y verduras de todo tipo, sopas y guisos vegetarianos o casi vegetarianos con poca grasa. Ahora en cuarentena sí tenemos tiempo. Debería fomentarse y ayudarse la provisión de alimentos frescos de origen vegetal, los cuales en mayor o menor medida tienen cientos de compuestos que ayudan tanto al sistema inmunológico como a combatir virus y bacterias.

No descartar posibilidades

El éxito de la farmacología sintética en muchas otras enfermedades hace que olvidemos alternativas que podrían ser útiles y en algunos casos junto con fármacos. Una investigación en Brasil con bacterias resistentes a los antibióticos demostró la efectividad de diversas plantas, y que además ayudan como bactericida a aquellos antibióticos que de por sí solos no resuelven la infección bacteriana (Brazilian Journal of Microbiology año 2000, vol. 31, pág. 247). Me parece que no está la situación como para despreciar posibilidades que ya han sido demostradas por décadas de estudios científicos y por milenios de tradiciones culturales.

Pueden escribir al mail ale.agonzalez@gmail.com para más detalles.

Importante, lean esto: este comentario no es una guía médica sino una traducción y discusión comentada de hallazgos científicos. Ante cualquier síntoma o duda sobre qué plantas consumir consulte a un médico o centro de salud hospitalario. La ingesta de ciertas plantas pueden interferir con medicamentos recetados, antes de consumirlas infórmese en un centro hospitalario. La lectura de este post no puede reemplazar la consulta médica apropiada.

Comentarios

  1. Mucha lucidez volcada en pocas palabras. Gracias Ale!

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  2. Gracias por interesarte en el blog. Saludos y que estés muy bien

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  3. Muchas gracias por compartir, es muy interesante todo lo que voy leyendo.

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